El conflicto del agua en los humedales andaluces de Doñana
La importante riqueza natural del Parque Nacional andaluz de Doñana
El Parque Nacional de Doñana es el humedal más importante de España y de todo el continente Europeo. Está ubicado en Huelva, capital de la provincia homónima y alberga sobre 100 000 hectáreas, más de 4 000 especies de animales de los cuales algunos están en peligro de extinción como el Lince Ibérico, el Águila Imperial Ibérica e incluso plantas como la Linaria tursica que forma parte de las 900 especies de flores presentes en el sitio. Con esta gran diversidad de fauna y flora, el Parque Nacional de Doñana tiene un gran valor ecológico también debido a su proximidad con África que le permite albergar millones de aves migratorias cada año transformándolo en una zona de invernada. Por eso, este rincón de Andalucía es un paraíso natural calificado por la UNESCO de Reserva de la Biosfera y Patrimonio de la Humanidad.
Con el cambio climático provocando episodios de fuerte sequía y la explotación excesiva de las aguas subterráneas por los agricultores y por la industria del turismo en la región, el Parque de Doñana se enfrenta a desafíos muy grandes que afectan la protección de los seres vivos que alberga. La explotación humana actual del acuífero no es sostenible y esta situación se va a poner peor con el proyecto del Gobierno de Andalucía de legalizar y autorizar el aumento de los regadíos en esta zona Natura 2000, área de conservación de la biodiversidad establecida por la Directiva Hábitats del Consejo de la Unión Europea.
El apoyo gubernamental a la agricultura intensiva podría alterar aún más el equilibrio natural de las lagunas
El pasado miércoles 12 de abril, el Parlamento andaluz aprobó una proposición de ley para desarrollar y legalizar los regadíos ya presentes en el humedal. En Doñana, los regadíos son, por la gran mayoría, pozos excavados ilegalmente para regar los cultivos intensivos que constituyen la principal actividad económica de la región. Esta agricultura intensiva permite a la región ser la primera región exportadora de frutos rojos en Europa, por ejemplo, produce 300.000 toneladas de fresas por año, lo que corresponde al 98% de la producción española (según la federación Freshuelva).
La decisión del Gobierno andaluz, con los votos a favor del PP y de Vox, de legalizar más de mil hectáreas de regadíos ilegales ofrece una oportunidad de desarrollo económico para los agricultores pero contraviene a la legislación medioambiental Hábitats de la UE que "exige un uso sostenible de los recursos naturales, lo que incluye el agua en particular y que las actividades económicas sean compatibles con la conservación de los espacios de la red Natura 2000". También es importante señalar que España ya ha sido condenada en junio de 2021 por el Tribunal de Justicia de la UE por incumplir sus obligaciones de protección de la vida fauna y flora en el Parque Nacional de Doñana. Así que el Gobierno central de España y la Comisión Europea advierten que podrían imponer sanciones contra el Gobierno andaluz si esta ley, que amenaza el medio ambiente regional, se aprobase. Pero esta proposición de aumentar los regadíos por parte del Gobierno actual aparece en un contexto de elecciones municipales y regionales y pretende atraer el voto rural y de los agricultores mayoritarios en la región. Nos enfrentamos a una estrategia política con una voluntad de reelección que va a dañar, sin dudas, uno de los mayores espacios naturales protegidos de Europa : Doñana.
Efectos negativos directos sobre la fauna y la flora de Doñana
Aunque el humedal de Doñana ya se enfrenta a sequías repetidas, el aumento del número de regadíos refuerza el estado crítico de las lagunas de las cuales más de la mitad han desaparecido (según el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)). La desaparición, incluso parcial, de las lagunas significa una pérdida de biodiversidad y de refugio para los animales que disfrutaban de esta zona protegida para reproducirse y vivir en paz.
Para no ver desaparecer especies endémicas de la región, pero también especies ya en peligro de extinción, tenemos que apostar para la reducción urgente de la cantidad de agua que se extrae del acuífero mediante un control de sus niveles para permitir su recuperación de forma natural.